Luego de que Neymar llegara al cuadro parisino, de la noche a la mañana, un equipo que nunca ha ganado Champions y ya con gran parte del equipo siendo la misma se convirtió en el máximo candidato para ser el nuevo campeón de Europa. Sí, con la llegada de dos refuerzos, ya muchos lo colocaron por encima de grandes entidades como el Real Madrid, Bayern Munich o hasta el propio Barcelona.
Pero bueno, bastó un cruce directo contra un equipo con historia y personalidad para regresar a los parisinos a su realidad… no son un equipo grande. Y, la grandeza no se consigue en un verano común una fuerte inversión.
Para entender esto hay que pensar primero en un par de cuestiones:
Lo más importante en un equipo de futbol y para que las cosas caminen como deben en la cuestión deportiva, todos deben de entender justo eso: son un equipo. Y al menos al inicio de la temporada… parecía que ese punto tan importante no quedaba claro en el vestidor, pasando por escenarios como discutir en pleno partido por quién iba a cobrar un penal. O peor aún, negarle a un compañero un penal -en un partido resuelto por goleada- con el que se habría convertido en el máximo goleador histórico del equipo, entre otras cosas.
Parte de eso recae directamente en la figura del director técnico, pues a todas luces… el señor Unai Emery carece de una posición en la que pueda controlar tantos egos en un equipo que compite internamente por sacar pecho y proclamarse héroe en lugar de simplemente trabajar para y por un objetivo que todos tienen en común: ganar, como un todo.
Y es que tomando en cuenta que es un equipo plagado de estrellas, ellos necesitan ver en el director técnico a una figura ejemplar, alguien que de una forma u otra imponga respeto. Pasa en otros equipos, como fue hace unos años con Guardiola en el Barcelona o como lo estamos viviendo justo ahora en el Real Madrid, donde jugadores legendarios como Cristiano Ronaldo entienden la grandeza de su director y por ende no solo la respetan… sino que partido a partido se matan por el ideal del entrenador.
El cuadro parisino no podrá proclamarse campeón de Champions sin antes…
Simple. Resolver sus problemas internos, generar un ambiente de respeto por el equipo, que a final de cuentas en el futbol es lo más importante. No hay, ni habrá ningún jugador o figura cuya importancia esté por encima de la del club, eso es algo que debe quedar claro.
Hay rumores que colocan a Neymar fuera del PSG, quizás (aunque suene difícil de creer) sea lo más correcto para el equipo, dejarlo ir, eso sí… pasando caja por el brasileño que es poseedor de un talento innegable e indiscutible. Y aprovechar ese retorno de capital para invertir en ampliar su plantilla, porque tienen un 11 inicial de dar miedo… pero ¿cambios? Muy pocos los que funcionan como revulsivo de cara al complemento del encuentro. Además, tienen varias posiciones en las que el jugador queda por debajo del nivel de sus compañeros, generando como consecuencia un “hueco” que el rival puede aprovechar.
Fueron víctimas de vivir en su propia nube:
Lo vimos con Neymar y sin él en esta serie que los dejó fuera de la máxima competencia de clubes a nivel mundial. Los parisinos se creían intocables, incluso a sabiendas de que tenían al Madrid de frente… pero incluso antes de ello los hemos podido ver en varias ocasiones sufrir -de más- contra equipos de la Ligue 1. Esa liga que por muchos es considerada “molera” y que no compite ni de lejos contra el resto de las Top 5 de Europa. Por desgracia para ellos… a la hora de la verdad, el dinero no juega en la cancha y se nota.
Sacar un partido adelante cuando perdiste en la ida por 4-0, solamente se consigue sacando pecho por la institución, entendiendo a qué juegas y con el claro objetivo de buscar un trabajo en conjunto. O bien, resolver un partido en el que te juegas la temporada (caso del Madrid) en los últimos 10 minutos… no es suerte, es grandeza y espíritu competitivo desde el primero hasta el último minuto.
Tomemos como ejemplo el partido de vuelta ahora en los octavos de final de Champions, vi el partido de inicio al final pero puedo decir que NUNCA, ni un solo minuto se vio al PSG con esa garra, con ese empuje de que entendían que era un encuentro en el que se jugaban la temporada y eso, como institución deportiva es una auténtica vergüenza. Más aún considerando la inversión multimillonaria que el club ha hecho en los últimos años.
Los datos están ahí, el equipo ha invertido 498 MD€ en un lapso de 6 años, en el que el equipo ha llegado únicamente a cuartos de final en la Champions League. Ningún otro equipo ha invertido eso y ¿qué creen? Han habido campeones que no han invertido ni la mitad de eso en dicho lapso.
Hay muchos males que aún deben resolver, antes de pensar en campeonar a nivel continente y eso, tomará su tiempo. Por ahora, lo único que podemos decir de ellos es que son: el monstruo que sacamos proporción. Por mucho.
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